“Tantas veces me mataron
Tantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí resucitando
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
Porque me mató tan mal
Y seguí cantando”

“Como la cigarra” 

María Elena Walsh

Esta es la segunda parte de uno de mis post escritos directamente desde el alma. Hace justo seis meses que terminé de pasar por el huracán más grande de mi vida. Si es que en la primera entrega afirmaba que caminaba al borde del precipicio, ahora mismo escribo desde la ultratumba del fondo de ese precipicio, con arenas movedizas, plantas carnívoras, cavernas oscuras y todo lo que puedas imaginar en plan tenebroso.

Pienso que esta será una saga extensa, pero si de todo esto puedo aportarte una luz cómo las que a mi llegaron, entonces vamos por esas sagas de apoyo a la TÚ que debe resucitar.

La primera vez que escribía acerca de este tópico, yo experimentaba esperanzas de una separación entre personas “espirituales, evolucionadas, con altura de miras”. Siempre desde mi visión ingenua y testarudamente optimista, una especie de delirio dado por décadas de abrazar el auto-conocimiento. Estaba convencida de que este proceso no sería fácil, pero fluído dentro del dolor y llevadero dentro de mis capacidad emocional. Entonces, ya con los primeros síntomas de una tormenta que se avecinaba y totalmente cubierta tras mis trincheras de auto-cuidado, mis hábitos saludables y por ende mi belleza, iba con mi escudo evadiendo una y otra traición, estados depresivos y eventos de corte dramático. Mes tras mes, mi escudo se debilitaba. Llegó el fatídico momento donde me miré a los ojos hasta el fondo y dejé caer las cadenas que hasta ese momento había arrastrado jurando que un día desaparecerían por arte de magia.

Yo misma había dejado mucha oscuridad bajo la alfombra, eso que “no quería ver”, eso que queramos o nó al momento de soltar las máscaras y cuando la relación se encuentra en su momento final sale sí o sí a la luz. Había permitido años de abuso psicológico, por miedo al abandono. Esta era la cruda verdad por la que perdí a una valiosa y maravillosa amiga, lo que me había hundido en el anonimato de un rol “secundario y sumiso”: esto era lo que guardaba bajo siete llaves. Había impulsado la carrera profesional del “otro” dejando la mía de lado y aún más, había traicionado mis sueños dejando un país que amaba y me amaba, para devolverme a mi país de origen para que el “otro” cumpliera sus sueños de fama y éxito.

Este chapuzón de verdad se vino sobre mí cuando por primera vez y con alto grado de ingenuidad visité a una abogada. Conté el relato de mi matrimonio, que por lo visto es la primera parte para así ellos elaborar un “caso”. Ella muy amablemente me sugirió que visitara primero a un psiquiatra, luego a un psicólogo, y luego cuando estuviese medianamente fortalecida siguiéramos el proceso. Me sentí abrumada, ante los ojos de una desconocida ( aunque experta en casos así ) mi historia y lo que era aún peor , mi evidente estado emocional era de indefensión, fragilidad y abuso. Eso me devastó… ¿dónde estaba mi separación estilo Gwyneth Paltrow?

De ahí vinieron los diagnósticos de los profesionales, -consulté varios-, para que todos me dijieran exactamente lo mismo. Había estado en una relación de NO-AMOR con un narcisista perverso por más de una década. De ahí el vacío, de ahí la sensación de estar “drenada”. De ahí la devastación de mi energía, de ahí a “no encontrame” dentro mío, por años. Pero también gracias a esta depredación energética, es que logré crear con tanta fuerza un proyecto sobre las emociones y la belleza…siempre estos infiernos pueden conducirnos a fases mucho más elevadas de nosotras mismas.

Entremos en el presente ( que por algo esa palabra es sinónimo de regalo…) Pasados unos meses y sintiéndome cómo Di Caprio en “El Renacido”, puedo entregarte mi absoluto y cien por ciento garantizado manual de sobrevivencia para una crisis con MAYÚSCULAS. Si en el artículo que precede al que leerás ahora, te daba tips básicos y eficaces para pasar duelos emocionales, lo que leerás a continuación es información de primera línea entregada desde el sub-mundo , desde el estado de “muerte en vida”. 

Desde donde una no resiste, sino que RE-NACE. Por eso mujeres , para mirarnos con sinceridad a los ojos y dejar de mentirnos cuando una herida arde ahí dentro, es que vamos con esta secuela. Porque te aseguro que no hay brillo más delicioso, que cuando recuperas tu poder, Y toda esa energía que entregaste a corazón abierto regresa a ti, hasta la última gota.

A lo largo de los próximos contaré todos los detalles de mi recuperación.